Cuando empiezas a estudiar anatomía, la gente que te rodea cambia.
Sus articulaciones se hacen más visibles, sus músculos y masas se hacen palpables a la vista. Ver a la gente esperar, caminar, cruzar la calle resulta una lección continua.
Te descubres nuevas partes de tu cuerpo, identificas huesos, músculos y movimientos que antes habían pasado desapercibidos. Actos como ir a la piscina o al gimnasio se transforman en clases magistrales impartidas por desconocidos.
Realmente ellos no cambia, eres tú. Que te haces más sensible a los conocimientos. Atiendes a tu postura corporal, te emociona ve a alguien correr por la ciudad y no puedes evitar curiosear imaginando los cuerpos que te rodean.